S L O W : Baja el ritmo
Hoy queremos reflexionar sobre el consumo de tiempo, pues es uno de los principales marcos que debemos considerar a la hora de proponer cambios sistémicos, de esos que pueden modificar realmente nuestra forma de consumir y de vivir.
En otras palabras, consideramos que el uso y la concepción del tiempo, es determinante a la hora de invocar un nuevo sistema más consciente y equitativo, menos centrado en el consumo devastador y más dedicado al consumo crítico y sostenible.
Para las culturas modernas, el tiempo fluye en una sola línea, vamos para adelante y apretando el acelerador. No se nos permite -ni nos permitimos- perder el tiempo, no paramos ni para coger impulso y sobre todo, no miramos hacia atrás, no nos damos la oportunidad de aprender.
La vorágine tecnológica y de las redes sociales, no han hecho más que enfatizar esta situación. Cada vez pedimos respuestas a mayor velocidad, uno, dos y tres segundos empiezan a resultar eternos cuando no podemos acceder a una página web o el feed de la red social no carga. Y sin darnos cuenta trasladamos esta angustia al plano físico, la fila del supermercado se vuelve insufrible y ni qué decir de la salita de espera de la consulta médica.
Estar quietas casi que se convierte en una tortura, necesitamos ser partícipes de algo y es aquí cuando entran en juego el scroll y las redes. Según Oliver Buckerman, autor del libro “Gestión del tiempo para mortales”, al hacer scroll, click, like, no like, share -o cualquier botoncito con emoticono- nos sentimos activos, como si hiciéramos parte de algo, tranquiliza nuestra mente, nos sentimos presentes. Pero nada más lejos de la realidad.
El mercado nos ofrece un montón de guías para optimizar el tiempo, pero, ¿en realidad necesitamos seguir llenando agendas con tareas milimétricamente definidas? Spoiler: La mejor forma de procrastinar las tareas esenciales de la vida, es llenarse de pequeñas tareas, porque para las cosas importantes se necesita más tiempo y ahora mismo “vamos de c….”.
Tal vez, lo que necesitamos es definir mejor las prioridades, aprender a decir no, saber hasta dónde llegamos y hasta dónde queremos ir.
“Una sociedad se vuelve insostenible cuando tiene cada vez más opciones nuevas a intervalos cada vez más breves”
Jorge Riechmann
La frase “no me llega la vida” casi que se convierte en el leitmotiv de nuestros tiempos, por falta de tiempo terminamos comprando esa comida envasada y de mala calidad, o “tenemos” que desplazarnos en carro, porque sino no llego, por falta de tiempo compramos rapidito lo que primero se nos pasa por los ojos y también le hacemos caso al primer impulso consumista al ver un cartel de rebajas.
Es triste pensar en que la vida no te llega ni para vivirla con dignidad. Lo más irónico, es que el tiempo parece dilatarse infinitamente para las cosas que realmente no tenemos tiempo… que se nos desmorona el planeta y aún no percibimos la urgencia.
INVITACIÓN PERSONAL E INTRANSFERIBLE
Esta es una invitación para que tomes tiempo: para hacer nada, o para planear lo que realmente quieres hacer.
Para ser consciente de que en la tierra nada es lineal y para entender la importancia de los ciclos. Para, observa, aprende, disfruta, agradece, actívate, para de nuevo…
Aprende a ir más despacio y no dejes que la velocidad aberrante de este sistema te vuelva a atrapar.
Huye de lo simple, no hay una solución perfecta para todo, analiza cada situación y toma la mejor decisión, el consumo crítico empieza por hacerte muchas preguntas antes de cualquier compra.
Y finalmente entiende que cada ser tiene un ritmo diferente, observa su momento y deja la crítica a un lado, aporta lo que puedas y si es tiempo, mucho mejor.